Saltar al contenido

Rayando Paredes

De niño siempre raye paredes, que vueltas da la vida lo que antes me era reprimido hoy día es mi primera herramienta para crear y mi mejor momento del día( aunque la Sra. Dulce que es nuestra colaboradora de limpieza se incomoda un poco) tengo todas las paredes y ventanas de la oficina rayadas con ideas, pasos, planes pero sobre todo con metas.
Ha sido un largo camino. No siempre fue así.
Hubo un tiempo donde la angustia me mordía el estómago. Donde no sabía cómo llegaría a final de mes. Donde iba a pie por no poder permitirme un triste boleto de metro. Una época en la que no osaba soñar en grande porque mi mayor preocupación era resolver el día.
Mi vida cambió cuando toqué fondo, el día en que el peor de los escenarios se hizo realidad, cuando ya no podía soportar un día más en un trabajo que asfixiaba mi alma.
¿Cómo era posible que con 35 años estuviera arruinado? ¿Qué carajo pasó para que, a pesar de tener todas las oportunidades, hubiera fallado, me sintiera tan frustrado profesionalmente y tuviera la autoestima colgando de un hilo? Esa no era la pinta que me imaginaba que tendría mi vida a esas alturas.
Fue entonces cuando empecé un camino introspectivo que me ha llevado hasta lo inimaginable. Un proceso que reflejo en las paredes.
Mi vida hoy no tiene ni punto de comparación al desastre de hace unos años y aún me maravillo al ver todo lo que he construido a pesar de los obstáculos.
Actualmente trabajo en proyectos que me apasionan, tengo los mejores clientes del mundo, actúo desde mi talento y fortalezas y mi negocio está alineado con mis valores y visión de vida ideal.
Y como seguramente tú quieres lo mismo y veo que aún sigues por aquí, te contaré como lo hice:
Me harté. Mucho. Monumentalmente. Sin embargo, supe conducir toda esa rabia y transformarla en acción. Dije basta. Se acabó. Hasta aquí hemos llegados.
Enfoqué. comencé a rayar cuadernos, hojas y paredes, hice un plan.
Toreé las mutaciones de eses demonio interno que llevamos todos, aquella parte de ti que te dice que ni se te ocurra mover un dedo, que no arriesgues, que no pruebes, que es mejor malo conocido que bueno por conocer.
Me di permiso para soñar bien grande, conecté con mi ambición y dejé que alimentara el motor.
¿Soy feliz? Sí. Pero la felicidad es una decisión y una actitud. Decidí hace unos años que no sería una víctima y que haría todo lo que estuviera en mis manos para sentirme realizado.
De todo este proceso salió un proyecto con el que pretendo acompañar a las personas a conseguir sus más ambiciosos sueños personales( Pronto sabrán de el). Para que todos nos sintamos fuertes, merecedores, capaces y sobretodo felices.

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.